martes, 21 de octubre de 2008

Comentario del texto de Bustos

Al igual que en el texto de Floridi, me gustaría confesar mi absoluto desconocimiento en la materia que este autor trata y menos en la profundidad con lo que lo trata. Añadir también que me ha costado comprender lo que el autor expone, y aún así, no estoy seguro de haberlo entendido por completo. Por ello, intentaré realizar un comentario en la medida de mis posibilidades.

Bustos, en este texto realiza una explicación y crítica de la Ética de la Información expuesta por Floridi y ya comentada en otro post.
¿Es posible analizar los problemas éticos que plantea el uso de los computadores con la ética clásica? Sobre esta pregunta existen 2 posturas características según Tavani:
Ø Los tradicionalistas, que creen que sí, ya que exponen que la importancia de las TIC es puramente circunstancial: enriquecen o hacen más compleja una situación moral, pero no modifican su naturaleza íntima.
Ø Los no tradicionalistas que mantienen que la ética computacional aborda nuevas cuestiones éticas no existentes con anterioridad al advenimiento de las TIC. Por lo que hay que realizar una nueva ética.
Floridi, por tanto, se encontraría, entre estos últimos al proponer una reconsideración radical de los problemas éticos ligados a las TIC. Y es que hay que afrontar problemas que no implican a seres humanos.
Una situación prototípica en la teoría ética tradicional sería un agente moral (un ser humano) que realiza (o escoge realizar) una acción A, que tiene consecuencias para un conjunto de pacientes P que también son, en el caso paradigmático, otros seres humanos. Sin embargo, según Floridi hay situaciones en las que intervienen las TIC que no se ajustan a ese esquema conceptual ya que en muchos casos no se puede definir claramente el sujeto de la acción, ni la acción misma es localizable, ubicable o atribuirle a un sujeto, ni resultan claras las consecuencias para un conjunto definido de pacientes.
Ante estas complicaciones en las teorías éticas tradicionales, Floridi estudia otro tipo de éticas no clásicas, como la médica, la bioética y la ética ecológica. Floridi se da cuenta de que en todas ellas se produce una ampliación de la clase de objetos que son admitidos en la ontología del universo y que existe una proyección de la estructura relacional del dominio prototípico original del discurso moral al nuevo universo, poblado de nuevas realidades.
En este sentido, de una forma similar, Floridi requiere que es preciso ampliar el ámbito de los agentes y pacientes morales que se incluyan todos los objetos informacionales, por lo que cualquier agente artificial, como un elemento de software puede desempeñar el papel de un agente moral. Por otro lado, Floridi realiza una reconceptualización para que los objetos informacionales tengan un valor moral intrínseco, aunque algunos de ellos, como los agentes artificiales, posiblemente tengan un valor moral intrínseco de mínima cuantía que les permita poder ser pacientes morales, sujetos de un grado de respeto moral mínimo.
Una forma sencilla de explicarlo sería un ejemplo expuesto por Floridi, si María es un ser vivo, se la aplican las consideraciones éticas biocéntricas, sin embargo si María muere, ya no es calificada como organismo vivo pero su cadáver disfruta todavía de un grado moral intrínseco por su naturaleza como objeto de información, y como tal, mantiene la correspondiente exigencia de respeto moral (es malo profanar una tumba) Según Bustos es un ejemplo desafortunado porque si el cadáver tiene el respeto moral no es por ser objeto de información sino por tener un sentido simbólico.
La crítica que realiza Bustos se refiere al panmoralismo: si todo componente de la realidad puede ser descrito como un objeto de información y tiene un valor intrínseco, entonces todo lo real merece un respeto moral y puede ser paciente de una acción moral. Por tanto la definición de objeto de información es tan general que en realidad solo los objetos ilógicos (que son inconsistentes y contradictorios) no son objetos informacionales. Estas contradicciones según Floridi serían el mal al encerrar en sí mismas el grado máximo de entropía y por lo tanto constituyen el eslabón más bajo del ámbito de lo moral. Esto hace que un ser humano sería moralmente respetable en la medida que fueran sus sistemas de creencias, si un ser humano es consciente que en alguna parte de sus creencias se encuentra alguna incongruencia, entonces su calificación moral sería la más baja, la que merece el mal absoluto.

Pedro Javier Martínez López

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